Que a los gestores de los espacios públicos, forestales o no, no les gusta que los ciudadanos circulemos por ellos libremente es más que sabido. Que ponen todo tipo de pegas alegando razones inventadas sin fundamento, también. Que tras la pandemia les ha molestado enormemente que los ciudadanos queramos ir a disfrutar del campo, ese lugar que ellos consideran su jardín privado sobre el que extienden sus influencias de uso sólo para los “elegidos”, más aún.

A los ya conocidos problemas de circulación por los caminos y senderos de uso público en España se unen estos días varios nuevos frentes como son el nuevo PRUG del PN del Teide, la futura Ley de Protección de la Biodiversidad de Canarias, la modificación trilera del PORN de la Sierra de Guadarrama mediante maniobras en los despachos, que hace que los municipales de Moralzarzal y los forestales se pasen los sábados avisando a los ciclistas de lo malos que son, desatendiendo sus obligaciones que han de cubrir desde Villalba, el borrador de reglamento forestal de Valencia, que gracias a las gestiones hechas a tiempo ha obligado a recular a la Consejería de Agricultura.

No vienen buenos tiempos para el MTB. Perdón, no vienen buenos tiempos para los practicantes del MTB. La industria va viento en popa, vendiendo más que nunca y rompiendo todos los records de años anteriores.